Ecuador dice ‘turismo’ en chino
Expreso
La noticia ocupó portadas en revistas económicas: los chinos se convirtieron este año en la población turista más grande del planeta.
El dato no tardó en llegar hasta el Ministerio de Turismo, que prepara desde el mes pasado la visión de mercado más ambiciosa del país.
La nueva mirada de la industria turística, llamada desde siempre a ser la joya de la corona de la economía ecuatoriana, es bastante simple: Ecuador tiene excelentes relaciones con China, una nación desde la que saldrán de viaje 92 millones de personas en 2014. Y hay que sacarle provecho a esto.
Ecuador recibe anualmente un millón de visitas. Si el sector turístico nacional es capaz de atraer al 1% de los chinos viajeros, el área habría más que duplicado sus ingresos.
Obviamente, no es sencillo. Solo 12.000 chinos ingresaron a Ecuador en 2012. Y la marca país aún no tiene la fortaleza como para cimentar lo que una industria así necesita.
Pero los pasos se van dando. El camino se abrió con la visita del canciller Ricardo Patiño a China, el mes pasado. De ese acercamiento político surgió uno de los acuerdos binacionales más publicitados del año: la apertura de 14 frecuencias de vuelos comerciales (directos y con escala) para cualquier aerolínea interesada.
EXPRESO pudo conocer que el interés se ha despertado, sobre todo, en las agencias de viaje con bandera roja. La cartera de Turismo tiene pactadas cerca de una quincena de reuniones para concretar el puente aéreo.
El plan tiene metas a largo plazo. En menos de cinco años el país tiene que haber multiplicado por cuatro los sellos de bienvenida en pasaportes chinos. Y en diez… pues la ambición no tiene número.
Mucho dependerá de la eficiencia con la que se ejecuten los logros diplomáticos. Entre ellos el que más preocupa a los ciudadanos asiáticos: la dificultad para obtener permisos de ingreso. Este fue otro de los acuerdos firmados en Pekín, donde este país se comprometió a simplificar el engorroso trámite. Desde ahora bastará con que un chino presente un pasaporte vigente y un soporte monetario.
Luego será turno del sector privado, bastante adormecido en la carrera. Se habla del Dragón Rojo, el mercado que todas las naciones, no solo esta, quieren conquistar hace años. Por eso en París se distribuyó un manual para entender cómo se debe tratar a los chinos, en Australia se construye un parque de 500 millones de dólares cuya temática replica monumentos de Pekín y en las cadenas hoteleras estadounidenses todos los menús tienen traducción al mandarín…
Ecuador, por su parte, no se esfuerza al máximo. Ni los restaurantes se especializan ni los hoteles se focalizan ni los letreros abandonan el caduco sistema inglés/español; no se hable entonces de guías y atenciones en mandarín. Si el diablo está en los detalles, Ecuador peca de santo.
No se hable entonces de Guayaquil, una ciudad que ha tratado este año de despertar al gigante turístico dormido. La principal característica de la urbe es una orientación innata hacia el turismo de negocios: acoger empresarios, atenderlos, despedirlos.
Nicolás Romero, director del Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil, matriz e ícono de los viajes de negocios de la ciudad, advierte que hace meses trabaja junto a Turismo para expandir su nombre fuera del Ecuador.
La nueva estrategia, reconoce Romero, no tiene un interés concreto en China, aunque no descarta que en un futuro próximo ese mercado se inserte en la lista de prioridades.
El país deberá unificar esfuerzos y tiempos entre los sectores público y privado si quiere llegar a la meta.La noticia ocupó portadas en revistas económicas: los chinos se convirtieron este año en la población turista más grande del planeta.
El dato no tardó en llegar hasta el Ministerio de Turismo, que prepara desde el mes pasado la visión de mercado más ambiciosa del país.
La nueva mirada de la industria turística, llamada desde siempre a ser la joya de la corona de la economía ecuatoriana, es bastante simple: Ecuador tiene excelentes relaciones con China, una nación desde la que saldrán de viaje 92 millones de personas en 2014. Y hay que sacarle provecho a esto.
Ecuador recibe anualmente un millón de visitas. Si el sector turístico nacional es capaz de atraer al 1% de los chinos viajeros, el área habría más que duplicado sus ingresos.
Obviamente, no es sencillo. Solo 12.000 chinos ingresaron a Ecuador en 2012. Y la marca país aún no tiene la fortaleza como para cimentar lo que una industria así necesita.
Pero los pasos se van dando. El camino se abrió con la visita del canciller Ricardo Patiño a China, el mes pasado. De ese acercamiento político surgió uno de los acuerdos binacionales más publicitados del año: la apertura de 14 frecuencias de vuelos comerciales (directos y con escala) para cualquier aerolínea interesada.
EXPRESO pudo conocer que el interés se ha despertado, sobre todo, en las agencias de viaje con bandera roja. La cartera de Turismo tiene pactadas cerca de una quincena de reuniones para concretar el puente aéreo.
El plan tiene metas a largo plazo. En menos de cinco años el país tiene que haber multiplicado por cuatro los sellos de bienvenida en pasaportes chinos. Y en diez… pues la ambición no tiene número.
Mucho dependerá de la eficiencia con la que se ejecuten los logros diplomáticos. Entre ellos el que más preocupa a los ciudadanos asiáticos: la dificultad para obtener permisos de ingreso. Este fue otro de los acuerdos firmados en Pekín, donde este país se comprometió a simplificar el engorroso trámite. Desde ahora bastará con que un chino presente un pasaporte vigente y un soporte monetario.
Luego será turno del sector privado, bastante adormecido en la carrera. Se habla del Dragón Rojo, el mercado que todas las naciones, no solo esta, quieren conquistar hace años. Por eso en París se distribuyó un manual para entender cómo se debe tratar a los chinos, en Australia se construye un parque de 500 millones de dólares cuya temática replica monumentos de Pekín y en las cadenas hoteleras estadounidenses todos los menús tienen traducción al mandarín…
Ecuador, por su parte, no se esfuerza al máximo. Ni los restaurantes se especializan ni los hoteles se focalizan ni los letreros abandonan el caduco sistema inglés/español; no se hable entonces de guías y atenciones en mandarín. Si el diablo está en los detalles, Ecuador peca de santo.
No se hable entonces de Guayaquil, una ciudad que ha tratado este año de despertar al gigante turístico dormido. La principal característica de la urbe es una orientación innata hacia el turismo de negocios: acoger empresarios, atenderlos, despedirlos.
Nicolás Romero, director del Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil, matriz e ícono de los viajes de negocios de la ciudad, advierte que hace meses trabaja junto a Turismo para expandir su nombre fuera del Ecuador.
La nueva estrategia, reconoce Romero, no tiene un interés concreto en China, aunque no descarta que en un futuro próximo ese mercado se inserte en la lista de prioridades.
El país deberá unificar esfuerzos y tiempos entre los sectores público y privado si quiere llegar a la meta.
Andersson Boscán Pico boscana@granasa.com.ec – Guayaquil