El Dux que perdió literalmente la cabeza por amor.

octubre 14
17:46
2013
El Dux (latín dux, «líder») o Dogo (del italiano doge) era el magistrado supremo y máximo dirigente de la República de Venecia. Su cargo y funciones eran equivalentes a las de los demás reyes europeos pero su poder era limitado por un consejo de nobles, el mismo que los elegía. Este modelo de gobierno funcionó durante más de mil años, entre los siglos VIII y XVIII.
En 1354 murió Andrea Dándolo, Dux de Venecia y para reemplazarlo fue elegido el patricio Marino Faliero, quien por entonces se desempeñaba como embajador de Venecia en Francia, donde recibió la noticia con la orden de que regresara cuanto antes.
Marino Faliero tenía setenta y seis años y desde hacía dos estaba casado con una mujer cuarenta años más joven que él. Durante su viaje de regreso a Venecia, el nuevo Dux no podía ocultar la satisfacción de su nombramiento, el más alto de la poderosa Perla del Adriático, y la de volver a reunirse con su bella esposa, de la que estaba separado hace un año por motivos de su cargo de embajador
.
El día de su arribo a Venecia fue recibido con vítores por el pueblo y por los magistrados de la ciudad que formaban el Gran Consejo. La multitud que esperaba al nuevo dux le aclamaba con gran entusiasmo. Entre las personas que le esperaban se encontraba su bella esposa, y nueva dogaresa.
Como expliqué anteriormente, Marino Faliero era un septuagenario y estaba casado con una bellísima treintañera llamada Aluycia Gradenigo, de quien se decía que, durante la ausencia de su marido, era cortejada por un noble veneciano llamado Michele Steno.
El caso es que a los problemas derivados del gobierno de la República (la guerra contra Génova, que obligó a cercar Venecia con enormes cadenas) se le unieron, pues, al pobre Marino Faliero sus propias dificultades domésticas, como la de tener una guapa esposa que era pretendida descaradamente por otro noble.
Parece ser que el joven patricio Michele Steno se enamoró perdidamente de la esposa del dux, o algo pasó durante su ausencia porque éste se mostraba cada vez más impertinente. Como noble, y con acceso al Palacio Ducal, la llegó a acosar de tal forma, que la dogaresa no se atrevía a salir de palacio sino para ir a San Marcos a oír misa y cumplir sus deberes religiosos. Y ojo, que el Palacio Ducal está junto a la Basílica de San Marcos. Estamos hablando de que el tipo era muy intenso.
Al poco tiempo llegó el Carnaval, tradición intocable en Venecia. En uno de los bailes celebrados en el palacio, Michele Steno, aprovechando el antifaz que le cubría el rostro, se acercó a Aluycia y quiso aprovecharse de ella. Ante la resistencia de la dogaresa -que llamó en su auxilio a unas damas que estaban cerca de ella-, Steno huyó, pero antes grabó con su puñal unas frases irónicas para Aluycia y su marido en la madera del escritorio del propio dux.
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